El 70% de los catorce millones de lentes y máscaras de sol que se venden cada año en España incumple la normativa europea de seguridad
A pesar de que para muchos son un complemento más, las gafas de sol han de proteger los ojos y evitar efectos peligrosos o nocivos del astro rey. Por consiguiente, la elección de sus lentes no debe basarse en modas o criterios estéticos, sino en el uso que se les dará. Para la montura dejaremos nuestros gustos y optaremos por la que más nos favorezca.
La adquisición de las gafas de sol debe estar supervisada por un especialista de la visión.
Elija la gafa más adecuada al uso preferente que se les va a dar, sea playa, montaña, deporte, conducción, etc.
La gafa de sol ideal debe ser neutra desde el punto de vista óptico, cubrir de frente y lateralmente de los rayos nocivos, tener un alto grado de protección contra los rayos ultravioleta, ausencia de rugosidades y bordes vivos, con cristales u orgánicas, nunca de plástico.
Además de hacer frente a las radiaciones solares, unas gafas deben permitir una óptima agudeza visual.
No se deje engañar por el color de las lentes. Algunas lentes blancas filtran el 100% de la radiación UV mientras que otras muy oscuras no filtran correctamente la luz UVA pero si la visible, favoreciendo una mayor dilatación pupilar y, como consecuencia, un incremento de la radiación UVA que recibe el ojo.
Preste especial atención a los niños, su cristalino es casi transparente hasta los 10 ó 12 años, y sus ojos absorben toda la radiación. No les compre gafas de sol de juguete o que no cumplan estrictamente con la reglamentación de la Comisión Europea.
Para que la lente solar proteja de forma adecuada, debe estar perfectamente adaptada al rostro: la montura no debe quedar ni descentrada ni alejada de la cara.
Antes de comprar cualquier gafa de sol, compruebe que esté marcada con el sello de la Comunidad Europea y que en la etiqueta figure la clase a la que pertenece o la categoría de su filtro.
Asegúrese de que en el etiquetado o en el folleto informativo figuran el nombre y dirección del fabricante, las instrucciones de almacenamiento, uso, limpieza y mantenimiento o desinfección aconsejados por el mismo, así como los consejos y advertencias de seguridad en caso de que, por ejemplo, estén fabricadas con un tipo de filtro que no sea apto para la conducción de vehículos.
Un color para cada necesidad
Más allá de modas y cuestiones estéticas, el color de sus lentes indica para qué actividades son más adecuadas unas gafas.
Marrón: para filtrar las radiaciones azules. Aumenta el contraste y la profundidad de campo y es ideal para los deportes al aire libre, ya que produce un efecto relajante. Indicado en caso de miopía.
Verde: permite una percepción de los colores con muy pocas alteraciones. Reduce la luz visible sin interferir con la claridad de visión. Especial para deportes náuticos e hipermetropía.
Amarillo: mejora el contraste en días nubosos, brumosos y con niebla. No se recomienda su uso para conducir en días soleados ya que puede provocar errores en la percepción de las luces rojas y verdes de los semáforos.
Gris: permite su uso continuado en el tiempo, ya que transmite uniformemente la luz a través del espectro y respeta mejor los colores naturales. Recomendado para conducir.
Naranja: no es apto para uso solar. Aumenta el contraste más aún que el color amarillo y es el más adecuado para situaciones en que el cielo está encapotado. Proporciona el mayor contraste cuando se dan situaciones de baja luminosidad y es un filtro eficiente para la luz azul. Es el color idóneo en condiciones de baja luminosidad, como la conducción nocturna o con niebla, ya que aumenta los niveles de contraste.
Grados de absorción de los filtros
Filtros fotocromáticos: responden a la intensidad de la luz ultravioleta cambiando su tonalidad de clara a oscura. Aconsejable para frecuentes entradas y salidas de interior a exterior.
Filtros espejeados: ofrecen una protección máxima frente al UVA por lo que son recomendados para el esquí o la escalada. Su inconveniente: se rayan fácilmente.
Filtros polarizados: minimizan los deslumbramientos, ya que eliminan los reflejos de ciertos ángulos de superficies como el agua la nieve o la arena. Por tanto, son muy útiles para trabajos sobre superficies reflectantes, la pesca, deportes acuáticos...
Filtros con antirreflejo: neutralizan las reflexiones de los rayos que pasan por los lados de las gafas.
La salud visual está en juego
La exposición al sol sin protección puede originar importantes lesiones en la córnea, retina y cristalino, provocando conjuntivitis, la afección más habitual, úlceras crónicas y la aparición prematura de cataratas.
Para prevenir las cataratas lo más eficaz es llevar gafas de sol que filtren la radiación UVA y UVB, y a ser posible con protectores laterales que eviten la radiación reflejada en el suelo, paredes, y en algunas partes del cuerpo como la cara y el cuello.
Los daños que provocan unas gafas inadecuadas no aparecen en seguida, sino después de algunos años y en la mayoría de los casos las lesiones son irreversibles.
Algunos dolores intensos de cabeza y fotofobias anormales (intolerancia y temor anormal a la luz) también están producidos directamente por la utilización de gafas de sol, que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos.
A pesar de que para muchos son un complemento más, las gafas de sol han de proteger los ojos y evitar efectos peligrosos o nocivos del astro rey. Por consiguiente, la elección de sus lentes no debe basarse en modas o criterios estéticos, sino en el uso que se les dará. Para la montura dejaremos nuestros gustos y optaremos por la que más nos favorezca.
La adquisición de las gafas de sol debe estar supervisada por un especialista de la visión.
Elija la gafa más adecuada al uso preferente que se les va a dar, sea playa, montaña, deporte, conducción, etc.
La gafa de sol ideal debe ser neutra desde el punto de vista óptico, cubrir de frente y lateralmente de los rayos nocivos, tener un alto grado de protección contra los rayos ultravioleta, ausencia de rugosidades y bordes vivos, con cristales u orgánicas, nunca de plástico.
Además de hacer frente a las radiaciones solares, unas gafas deben permitir una óptima agudeza visual.
No se deje engañar por el color de las lentes. Algunas lentes blancas filtran el 100% de la radiación UV mientras que otras muy oscuras no filtran correctamente la luz UVA pero si la visible, favoreciendo una mayor dilatación pupilar y, como consecuencia, un incremento de la radiación UVA que recibe el ojo.
Preste especial atención a los niños, su cristalino es casi transparente hasta los 10 ó 12 años, y sus ojos absorben toda la radiación. No les compre gafas de sol de juguete o que no cumplan estrictamente con la reglamentación de la Comisión Europea.
Para que la lente solar proteja de forma adecuada, debe estar perfectamente adaptada al rostro: la montura no debe quedar ni descentrada ni alejada de la cara.
Antes de comprar cualquier gafa de sol, compruebe que esté marcada con el sello de la Comunidad Europea y que en la etiqueta figure la clase a la que pertenece o la categoría de su filtro.
Asegúrese de que en el etiquetado o en el folleto informativo figuran el nombre y dirección del fabricante, las instrucciones de almacenamiento, uso, limpieza y mantenimiento o desinfección aconsejados por el mismo, así como los consejos y advertencias de seguridad en caso de que, por ejemplo, estén fabricadas con un tipo de filtro que no sea apto para la conducción de vehículos.
Un color para cada necesidad
Más allá de modas y cuestiones estéticas, el color de sus lentes indica para qué actividades son más adecuadas unas gafas.
Marrón: para filtrar las radiaciones azules. Aumenta el contraste y la profundidad de campo y es ideal para los deportes al aire libre, ya que produce un efecto relajante. Indicado en caso de miopía.
Verde: permite una percepción de los colores con muy pocas alteraciones. Reduce la luz visible sin interferir con la claridad de visión. Especial para deportes náuticos e hipermetropía.
Amarillo: mejora el contraste en días nubosos, brumosos y con niebla. No se recomienda su uso para conducir en días soleados ya que puede provocar errores en la percepción de las luces rojas y verdes de los semáforos.
Gris: permite su uso continuado en el tiempo, ya que transmite uniformemente la luz a través del espectro y respeta mejor los colores naturales. Recomendado para conducir.
Naranja: no es apto para uso solar. Aumenta el contraste más aún que el color amarillo y es el más adecuado para situaciones en que el cielo está encapotado. Proporciona el mayor contraste cuando se dan situaciones de baja luminosidad y es un filtro eficiente para la luz azul. Es el color idóneo en condiciones de baja luminosidad, como la conducción nocturna o con niebla, ya que aumenta los niveles de contraste.
Grados de absorción de los filtros
Filtros fotocromáticos: responden a la intensidad de la luz ultravioleta cambiando su tonalidad de clara a oscura. Aconsejable para frecuentes entradas y salidas de interior a exterior.
Filtros espejeados: ofrecen una protección máxima frente al UVA por lo que son recomendados para el esquí o la escalada. Su inconveniente: se rayan fácilmente.
Filtros polarizados: minimizan los deslumbramientos, ya que eliminan los reflejos de ciertos ángulos de superficies como el agua la nieve o la arena. Por tanto, son muy útiles para trabajos sobre superficies reflectantes, la pesca, deportes acuáticos...
Filtros con antirreflejo: neutralizan las reflexiones de los rayos que pasan por los lados de las gafas.
La salud visual está en juego
La exposición al sol sin protección puede originar importantes lesiones en la córnea, retina y cristalino, provocando conjuntivitis, la afección más habitual, úlceras crónicas y la aparición prematura de cataratas.
Para prevenir las cataratas lo más eficaz es llevar gafas de sol que filtren la radiación UVA y UVB, y a ser posible con protectores laterales que eviten la radiación reflejada en el suelo, paredes, y en algunas partes del cuerpo como la cara y el cuello.
Los daños que provocan unas gafas inadecuadas no aparecen en seguida, sino después de algunos años y en la mayoría de los casos las lesiones son irreversibles.
Algunos dolores intensos de cabeza y fotofobias anormales (intolerancia y temor anormal a la luz) también están producidos directamente por la utilización de gafas de sol, que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos.
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